viernes, 13 de diciembre de 2013

TEMA 2

Epoca  Colonial



La cultura y educación  en la época colonial

Cuando una Civilización comprende a través del tiempo la importancia del valor histórico de su cultura, es porque ha generado conocimientos y saberes con relación a la Madre Tierra y el Cosmos pero sobre todo ha sabido respetar las formas de vida de los demás seres humanos y sus culturas. No olvidemos que, la educación de las culturas de los pueblos de América

 

Era de carácter practico – comunitario es decir todo conocimiento era socializado a través de la práctica de todos y para todos, sin exclusiones; este tipo de educación se desarrollaba siempre en relación a la madre tierra, la naturaleza y la cultura en el cual convergían tres aspectos muy importantes: La relación Armónica, la reciprocidad y la complementariedad.  

Sin embargo a partir de la colonización la forma de concepción de la educación sufre giros de carácter irreversible hasta el día de hoy, porque presenta procesos de aprendizaje con visiones individualistas, la asimilación de conocimientos ya no es socializado, ni es mas de todos y para todos, esta concepción educativa es funcional a un modelo económico que tiene como idea máxima la explotación de los recursos naturales de la madre tierra y la valorización como mercancía de los seres humanos (Teoría del Capital Humano).      

 

En 1942 con el Descubrimiento de América se inicia “el encubrimiento del otro” este concepto se refiere a la incidencia cultural de Occidente en las culturas indígena – originarias, esta incidencia  esta marcada por la subestimación de la educación de carácter práctico – comunitario por parte del Coloniaje enraizando sus consecuencias hasta los estratos sociales, políticos, económicos de todas las culturas de América y que de muchas formas perdura hasta el día de hoy a pesar de la resistencia de estos y el ideal de conservar sus culturas, valores y cosmovisiones ancestrales.

 

El poder Colonial

propuso un Sistema de Educación que estaba orientado a preservar los intereses y privilegios de una élite minoritaria, no le importaba para nada la educación de los demás de esa manera consolidaba un Estado de sumisión, todas aquellas personas que querían lograr reivindicar, sus derechos, sus territorios, su cultura, sus valores y sus saberes ancestrales se vieron en la necesidad de acceder a este tipo de educación que estaba en contra de sus ideales y utilizarla como medio de liberación para construir un nuevo modelo educativo de carácter practico – comunitario.

 

Actualmente en nuestro país se viven procesos históricos que promueven transiciones en todas las esferas de la sociedad, y la educación no puede estar exenta de este proceso, su importancia debe estar marcada por la compatibilidad de los objetivos educativos, con los procesos históricos de todas las culturas de nuestro país. Debe promover una educación que responda al principio del Vivir Bien, solamente este podrá ser el vinculo que permita retomar los objetivos trascendentales de las culturas anteriores al colonialismo.

 

Educación durante  el coloniaje

 

Durante el periodo colonial prevaleció el saqueo intensivo de las riquezas culturales y la des-estructuración de los principios de la vida comunitaria. Las naciones indígena originarias fueron esclavizadas bajo el argumento de ser sociedades bárbaras, idólatras, irracionales, salvajes y sin “alma". En este periodo, el sistema colonial de la Iglesia Católica y el poder político de la corona española, consideraron la ritualidad y religiosidad propias de los pueblos indígenas originarios como idolatrías que debían ser extirpadas. Este fue el argumento empleado por la “curia” para destruir los saberes y conocimientos desarrollados por los pueblos indígenas. Así fue, que en 1562 Fray Diego de Landa se encargó de convertir en cenizas siglos de literatura, filosofía, historia y cultura maya, y años más tarde, el Concilio Provincial de Lima de 1583 recomendó la destrucción de los quipus Incas. Demás está decir que los sabios y eruditos fueron sometidos, torturados y eliminados por la Inquisición, hecho que dificultó la recuperación y preservación de la cultura de esos pueblos. 

La catequización en lenguas originarias y el bautismo en la visión colonizadora, servía para “proveer de alma a los indios”, hacerlos dóciles y serviles para los propósitos del coloniaje. El mecanismo central para este propósito era la evangelización oral con material de catequesis de la religión católica. Así, cartillas, catecismos y confesionarios, asumen un papel protagónico en la educación y adoctrinamiento de los indígenas; sin embargo, esos medios motivaron el aprendizaje de nuevas formas de comunicación, lo que llevó a la adopción de la lectura y la escritura como mecanismo de transmisión de su propia cultura. De esta forma, los libros utilizados por los colonizadores, resistidos por los indígenas en un principio, paulatinamente fueron apropiados como un instrumento para su liberación; similares sucesos se produjeron en relación a la arquitectura, la escultura, las artes textiles y la música. A pesar de ello, la hegemonía en cuanto a la producción de textos, sus contenidos y otras artes quedaron en manos de los colonizadores4 de tal manera que para la mayoría de los habitantes el libro se convirtió en la fuente de un tipo de conocimiento memorístico. Con el paso de los siglos, esto derivó en la división social de la educación, donde unos son los que producen los conocimientos y escriben libros; otros los que transmiten esos conocimientos, los maestros; y finalmente los/as estudiantes/as, que consumen y repiten ese conocimiento a través de los libros sin establecer un contacto directo con la naturaleza, la cultura y la vida cotidiana.


En esta época las escuelas existentes fueron solo de adoctrinamiento y de enseñanza elemental, dirigida a los hijos varones de colonizadores, criollos y caciques. Un ejemplo de esto es la primera escuela en Bolivia fundada por el padre Alfonso Bárgano en 1571 en la ciudad de La Paz, la cual persiguió el objetivo de “descubrir vocaciones eclesiásticas” en los estudiantes. Solamente en las misiones jesuíticas se dio una educación dirigida a los indígenas; sin embargo, al estar dirigida a satisfacer las necesidades de la colonia, condujo a una des-estructuración radical de la organización sociocultural, económica y política de los “pueblos reducidos”, llamados así por el reacomodo poblacional que hicieron los colonizadores debido a la escasa y dispersa población. La organización económica, política y social del coloniaje no consintió una educación para la mayoría de la población indígena originaria, sino solamente para los hijos de los caciques, quienes tuvieron acceso a una educación religiosa de alienación cultural.


Los conquistadores tuvieron el propósito de explotar los recursos naturales a costa de la mano de obra indígena, para lo cual era necesario negar todo tipo de educación que los acercara a la comprensión de la mentalidad europea. La educación estaba dirigida a los hijos de los criollos, mestizos, funcionarios, comerciantes adinerados y terratenientes, que recibían instrucción de lectura y escritura a domicilio por maestros llamados leccionistas. En resumen, no hubo en la colonia instrucción primaria gratuita obligatoria ni particular para la mayoría de la población indígena originaria. De esta manera, la única acción educativa en la época colonial fue la catequística, negando toda posibilidad de valoración cultural propia.

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