Cuando una Civilización comprende a través del tiempo la
importancia del valor histórico de su cultura, es porque ha generado
conocimientos y saberes con relación a la Madre Tierra y el Cosmos pero
sobre todo ha sabido respetar las formas de vida de los demás seres
humanos y sus culturas. No olvidemos que, la educación de las culturas
de los pueblos de América
Era de carácter practico – comunitario es decir todo conocimiento
era socializado a través de la práctica de todos y para todos, sin
exclusiones; este tipo de educación se desarrollaba siempre en relación a
la madre tierra, la naturaleza y la cultura en el cual convergían tres
aspectos muy importantes: La relación Armónica, la reciprocidad y la
complementariedad.
Sin embargo a partir de la colonización la forma de concepción de
la educación sufre giros de carácter irreversible hasta el día de hoy,
porque presenta procesos de aprendizaje con visiones individualistas, la
asimilación de conocimientos ya no es socializado, ni es mas de todos y
para todos, esta concepción educativa es funcional a un modelo
económico que tiene como idea máxima la explotación de los recursos
naturales de la madre tierra y la valorización como mercancía de los
seres humanos (Teoría del Capital Humano).
En 1942 con el Descubrimiento de América se inicia “el
encubrimiento del otro” este concepto se refiere a la incidencia
cultural de Occidente en las culturas indígena – originarias, esta
incidencia esta marcada por la subestimación de la educación de
carácter práctico – comunitario por parte del Coloniaje enraizando sus
consecuencias hasta los estratos sociales, políticos, económicos de
todas las culturas de América y que de muchas formas perdura hasta el
día de hoy a pesar de la resistencia de estos y el ideal de conservar
sus culturas, valores y cosmovisiones ancestrales.
El poder Colonial
propuso un Sistema de Educación que estaba orientado a preservar
los intereses y privilegios de una élite minoritaria, no le importaba
para nada la educación de los demás de esa manera consolidaba un Estado
de sumisión, todas aquellas personas que querían lograr reivindicar, sus
derechos, sus territorios, su cultura, sus valores y sus saberes
ancestrales se vieron en la necesidad de acceder a este tipo de
educación que estaba en contra de sus ideales y utilizarla como medio de
liberación para construir un nuevo modelo educativo de carácter
practico – comunitario.
Actualmente en nuestro país se viven procesos históricos que
promueven transiciones en todas las esferas de la sociedad, y la
educación no puede estar exenta de este proceso, su importancia debe
estar marcada por la compatibilidad de los objetivos educativos, con los
procesos históricos de todas las culturas de nuestro país. Debe
promover una educación que responda al principio del Vivir Bien,
solamente este podrá ser el vinculo que permita retomar los objetivos
trascendentales de las culturas anteriores al colonialismo.
Educación durante el coloniaje
Durante el periodo colonial prevaleció el saqueo intensivo de las
riquezas culturales y la des-estructuración de los principios de la
vida comunitaria. Las naciones indígena originarias fueron esclavizadas
bajo el argumento de ser sociedades bárbaras, idólatras, irracionales,
salvajes y sin “alma". En este periodo, el sistema colonial de
la Iglesia Católica y el poder político de la corona española,
consideraron la ritualidad y religiosidad propias de los pueblos
indígenas originarios como idolatrías que debían ser extirpadas. Este
fue el argumento empleado por la “curia” para destruir los saberes y
conocimientos desarrollados por los pueblos indígenas. Así fue, que en
1562 Fray Diego de Landa se encargó de convertir en cenizas siglos de
literatura, filosofía, historia y cultura maya, y años más tarde, el
Concilio Provincial de Lima de 1583 recomendó la destrucción de los
quipus Incas. Demás está decir que los sabios y eruditos fueron
sometidos, torturados y eliminados por la Inquisición, hecho
que dificultó la recuperación y preservación de la cultura de esos
pueblos.
La catequización en lenguas originarias y el bautismo en la visión
colonizadora, servía para “proveer de alma a los indios”, hacerlos
dóciles y serviles para los propósitos del coloniaje. El mecanismo
central para este propósito era la evangelización oral con material de
catequesis de la religión católica. Así, cartillas, catecismos
y confesionarios, asumen un papel protagónico en la educación y
adoctrinamiento de los indígenas; sin embargo, esos medios motivaron el
aprendizaje de nuevas formas de comunicación, lo que llevó a la adopción
de la lectura y la escritura como mecanismo de transmisión de su propia
cultura. De esta forma, los libros utilizados por los colonizadores,
resistidos por los indígenas en un principio, paulatinamente
fueron apropiados como un instrumento para su liberación; similares
sucesos se produjeron en relación a la arquitectura, la escultura, las
artes textiles y la música. A pesar de ello, la hegemonía en cuanto a la
producción de textos, sus contenidos y otras artes quedaron en manos de
los colonizadores4 de tal manera que para la mayoría de los habitantes
el libro se convirtió en la fuente de un tipo de conocimiento
memorístico. Con el paso de los siglos, esto derivó en la división
social de la educación, donde unos son los que producen los
conocimientos y escriben libros; otros los que transmiten
esos conocimientos, los maestros; y finalmente los/as estudiantes/as,
que consumen y repiten ese conocimiento a través de los libros sin
establecer un contacto directo con la naturaleza, la cultura y la vida
cotidiana.
En esta época las escuelas existentes fueron solo de adoctrinamiento y
de enseñanza elemental, dirigida a los hijos varones de colonizadores,
criollos y caciques. Un ejemplo de esto es la primera escuela en Bolivia
fundada por el padre Alfonso Bárgano en 1571 en la ciudad de La Paz, la
cual persiguió el objetivo de “descubrir vocaciones eclesiásticas” en
los estudiantes. Solamente en las misiones jesuíticas se dio una
educación dirigida a los indígenas; sin embargo, al estar dirigida a
satisfacer las necesidades de la colonia, condujo a
una des-estructuración radical de la organización sociocultural,
económica y política de los “pueblos reducidos”, llamados así por el
reacomodo poblacional que hicieron los colonizadores debido a la escasa y
dispersa población. La organización económica, política y social del
coloniaje no consintió una educación para la mayoría de la población
indígena originaria, sino solamente para los hijos de los caciques,
quienes tuvieron acceso a una educación religiosa de alienación
cultural.
Los conquistadores tuvieron el propósito de explotar los recursos
naturales a costa de la mano de obra indígena, para lo cual era
necesario negar todo tipo de educación que los acercara a la comprensión
de la mentalidad europea. La educación estaba dirigida a los hijos de
los criollos, mestizos, funcionarios, comerciantes adinerados y
terratenientes, que recibían instrucción de lectura y escritura a
domicilio por maestros llamados leccionistas. En resumen, no hubo en
la colonia instrucción primaria gratuita obligatoria ni particular para
la mayoría de la población indígena originaria. De esta manera, la única
acción educativa en la época colonial fue la catequística, negando toda
posibilidad de valoración cultural propia.
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